miércoles, 21 de mayo de 2014

BATALLÓN DE MENORCA EN EL PROTECTORADO DE MARRUECOS



I
El día uno de noviembre de 1923, fue publicada en el DiarioOficial del Ministerio de la Guerra, una Real Orden por la quesecreó la Reserva del Ejército de África. Se organizaron dos brigadascon sedes en Almería y Alicante. Estas brigadas, estaban constituidas por batallones de diferentes regimientos.  El Regimiento de Infantería Mahón número 63 formó uno de estos batallones en “pie de guerra” para formar parte de la Brigada de Almería.

ORDEN DE PARTIDA PARA EL MISMO DÍA
El día 4 de marzo de 1924, el Gobernador Militar de Menorca recibió un elegramadel Ministerio de la Guerra ordenando que el batallón Mahón embarcara el mismo día en el vapor “Jaime II” con rumbo a Melilla. Debían llevar completo el efectivo personal, ganado y material y disponer su salida para llegar al puerto melillense en las primeras horas del día 6.
 Una dificultad añadida fue que el personal menorquín estaba de permiso de carnaval. Contra reloj se hizo todo lo necesario, que era mucho, y más con los medios de entonces. La cariñosa y emocionante despedida del Batallón contó con la presencia de familiares, autoridades, amigos, banda de música  y una gran multitud. A las 22 horas zarpó el buque hacia Melilla.
Embarcaron el Teniente Coronel don Domingo Colorado Carlos, Comandante don Federico Moysi Seuret (los dos menorquines). La oficialidad compuesta  por los capitanes don Lorenzo Lafuente Vanrell, don Eulogio Despujols Cintrón, don Juan Carlos Areizaga y Areizaga y don Miguel García Velasco. Tenientes D. Pedro Pascual Montañés, don Juan Díez Terreros, don Fernando López Diéguez, don Honorio Arribas Olarte, don Valentín Ortego Oliver y don Ramón Molina Sol. Alféreces don Federico Rabadán Cabaña, don Enrique Girau Martínez, don Gabriel Vidal Monserrat, don Jerónimo Roig Bizquerra y don Ángel Merino Cisneros. Alférez médico de complemento don Fidel Gallo Rica. Capellán don Julio Rodríguez Castro. Cinco suboficiales, 17 sargentos, 56 cabos, 10 cornetas, 3 tambores, 18 soldados de primera, 696 soldados de segunda y dos contratados. Total: 826 hombres. El Batallón subió a bordo completamente equipado de material y también con 9 caballos y 86 mulos.
Entre los expedicionarios había muchos menorquines, en el resto predominaban los valencianos.

LLEGADA Y ESTANCIA EN MELILLA
Pisaron suelo Melillense el día 6 a las 7 de la mañana, se alojaron en el cuartel del Hipódromo. La principal misión, del Batallón y del ejército en general, era la pacificación del territorio marroquí. Hacía bastantes años que el Sultán de Marruecos tenía serias dificultades para controlar la insurgencia del Rif, Gomara y Yebala. Para remediarlo, en la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906, se decidió que España y Francia establecieran un protectorado.
En tierras africanas, el Batallón continua preparándose técnica, física y anímicamente para afrontar con éxito las pruebas futuras. Practican instrucción,  teórica, ejercicios de tiro, supuestos tácticos, gimnasia y dos marchas semanales… Las caminatas son cada vez más largas llegando hasta los 40 Kilómetros. Los ejercicios de tiro se realizan en Rostrogordo, Mar Chica y la Restinga. Para adiestrarse van frecuentemente a las faldas del macizo montañoso del Gurugú.
Al salir de paseo el personal va conociendo Melilla, observan la parte antigua, amurallada, rodeada de fosos y formada por callejas angostas y desniveladas. Es una curiosa muestra de las añejas urbes fortificadas, erigida sobre un peñón y casi rodeada por el mar. Asimismo, en aquellas fechas era ya muy importante la ciudad moderna.
Los días de marcha salen a las 7:30 horas, si no son muy largas, regresan al cuartel para comer. En las más prolongadas, se guisa en un carro-cocina comiendo en donde se encuentran. Suelen aprovechar para realizar algún supuesto táctico.
En la primera caminata se salió por la carretera de Ixmoart, valle del Río de Oro pasando por los poblados de Beni Sicar con la natural curiosidad. En muchos sitios se ven paredes de piedra seca como en Menorca. También observan pastores apacentando rebaños de vacas y cabras; moras lavando la ropa en el río… Ascienden hasta las cercanías de Hidum, observan a la derecha la llanura de Taxdirt;  al frente está el mar, a la espalda la ciudad de Melilla y Mar Chica.


En nueva andanza, avanzan a media ladera de una larga sierra y remontan hasta dominar una enorme extensión de terreno y el mar. A simple vista divisan toda la península de Tres Forcas. En otra ocasión, han rodeado el Gurugú y algunas de sus barrancadas. Encuentran poblados musulmanes con numerosos niños y mujeres. Ellas labran la tierra y cargan con las faenas más duras. A los hombres se les ve por los zocos montados en burros o en mulas haciendo sus actividades y descansando.
En viaje pedestre largo, fueron a la aguada de Tahuima comiendo en una llanura donde los islamitas de un aduar tenían sus parcelas cercadas con chumberas. Marcha muy atractiva la que se hizo hacia Tres Forcas que ya habían visto desde lo alto. En otra distinta se subió a Báxbel, el segundo en altura de los picos del Gurugú con unos 800 metros de cota. Desde ahí, los días claros, se divisan, como un retazo de plata bruñida, las blancas cimas de Sierra Nevada.
El 28 de abril el sol africano achicharra; por tal motivo, el Batallón estrena el sombrero de alas anchas. El Batallón ha salido temprano para practicar un ejercicio táctico. Al llegar a la carretera de Hidun, una nube de nativos van hacia Melilla montados en burros, mulas, o a pie. Transportan a los mercados las verduras de las huertas y compran lo necesario para su consumo. Las jovencitas suelen envolverse en túnicas de tela nívea moteada o listada de rosa; las mujeres casadas van de blanco; los varones, llevan unos trajes también albos y con chilabas del mismo color o pardas.


 


 Al pasar el Batallón por la carretera, observan como indígenas de 18 años en adelante, están en el interior de las casas, junto a la puerta. Su ocupación es charlar o fumar mirando a las mujeres que, en la pendiente o en el fondo del valle,  siegan la cebada; las más jovencitas espigan y agavillan. Los muchachos pasean entre las trabajadoras. También se les observa guardando el ganado.
Durante toda su estancia en Melilla no peligró su vida debido al fuego contrario. Sin embargo el 19 de mayo murió en el hospital Jordana el soldado Cristóbal Sintes, atacado de gastritis que degeneró en tifoidea y no lo pudo superar.
TRASLADO A TAFERSIT
El 8 de junio el Batallón sale de Melilla para Tafersit, pernoctan en Tistútin; al día siguiente en Dar Drius y el 10 llegan a su destino.  Se alojan en un campamento donde hay diversas unidades. La posición está parapetada por una pared seca. De trecho en trecho hay unas barraquetas de muro más alto con aspilleras por donde los vigilantes pueden ver sin ser vistos. En Tafersit empiezan a oír algún disparo lejano. El día 29 a las 14:30, el Batallón recibe la orden de salir a las 15 para Drius. El día siguiente regresan a Melilla desde donde embarcarán (no se sabe con certeza) si para Ceuta o para Uad Lau.

II

HACIA EL FRENTE
Nuestro batallón expedicionario embarcó en Melilla rumbo a Uad Lau el 2 de julio de 1924;  llevaban a bordo el armamento, impedimenta y ganado. Viajaron en el vapor “Lázaro” juntamente con otras unidades militares. Fueron despedidos por numeroso público cuyas almas vibraban con el mismo sentimiento. Se agitaban pañuelos en postrer saludo. Los que zarparon, iban a poner su importante compromiso en el combate para, con humana solidaridad, librar a otros hermanos que estaban sitiados y resistían el cerco enemigo. Eran conscientes de la grandeza del sacrificio y no lo escatimaron.
A las cinco y media del día 3,  el buque fondea en una extensa playa que constituye la ensenada de Uad Lau.  La costa está a unos doscientos metros. Las barcazas para desplazarlos a la orilla están ocupadas con buques precedentes. A las 16, empiezan a descender las compañías de fusiles; la compañía de ametralladoras, con el material, ganado y tren, desembarca en último lugar. Este trabajo es forzosamente lento y terminan de madrugada.  Duermen, lo poco que queda de la  noche, sobre la arena de la playa junto a la impedimenta.
ENCUENTRO CON EL ENEMIGO
El día 4 de julio aún no alboreaba cuando despertaron al capitán de ametralladoras señor Lafuente. Fue avisado que habían de incorporarse al resto del batallón, que estaba a una distancia considerable, para salir de operaciones a las seis. Llegaron a una llanura donde se habían puesto en marcha dos largas columnas paralelas para remontar el valle del Lau. En la columna de la derecha, encargada de proteger el avance de la otra, estaba nuestro batallón.  A él se incorporaron, sin haber tenido  tiempo para desayunar.
Las compañías primera y segunda al mando del Teniente Coronel Colorado avanzaron a la derecha de las posiciones sitiadas Coba Darsa y Tisgarin. Dichas compañías fueron requeridas para prestar urgente auxilio a un tabor de Regulares que se batía en las lomas más altas al noroeste de Tisgarin. Esta posición sufría la presión del enemigo, cuya principal concentración estaba en el poblado de Xeruda. Las dos compañías treparon por una empinadísima pendiente cubierta por espesos jarales. La segunda desplegó al momento padeciendo enseguida un muerto y un herido. La otra, siguió para apoyar el flanco derecho. Las dos continuaron en posición sosteniendo un intenso tiroteo unidas al tabor de Regulares que había sufrido importantes bajas. Sobre las seis de la tarde, la línea sufrió un impetuoso ataque del adversario. Fue rechazado con fuego rapidísimo y empleando los Regulares sus  granadas de mano. Desde aquel momento, el fuego fue amortiguándose, cesando por completo al oscurecer.
Mientras tanto, la compañía  de ametralladoras y la tercera de fusiles, mandadas por el comandante Moysi, al llegar al pie de Loma Roja, recibieron orden de hacer alto y permanecer en reserva del coronel del Regimiento de Ceuta que mandaba la columna. A los dos minutos, dicho coronel ordenó el avance de la compañía de ametralladoras, hasta hallar a media ladera posición de tiro, para barrer dos barrancadas por donde intentaba infiltrarse el enemigo.  En el barranco de la derecha vieron una gran concentración de rebeldes los enfilaron y rompieron el fuego.

Tenbiente coronel Colorado (el más alto) y comandante Moysi.
Desde lo alto de Loma Roja, la compañía de ametralladoras y la sección de fusiles del alférez Ramis protegen con el fuego el avance de la sección del alférez Vidal que hace un nutrido tiroteo lanzándose loma abajo en apoyo de las dos compañías de Ceuta atacando además al enemigo a la bayoneta por tres veces.
Durante el combate, el alférez Ramis, (buen tirador) había empuñado un fusil mientras observaba al enemigo desde un matorral, esperando la ocasión de hacerle alguna baja. De pronto, tras un matojo se alza un moro y, al tiempo que apuntaba al alférez Vidal, le oyeron gritar: ¡Ahí va teniente! (sic). Pero el alférez Ramis, que estaba al acecho, aprovechó el momento que gritaba el adversario para apuntarle y disparar salvándole la vida al alférez Vidal.
El mismo día el soldado Francisco Ruíz Martínez, de la sección Vidal, para mejor determinar al enemigo, muy próximo y oculto entre la tupida vegetación, se encaramó a un árbol y, viendo a los contrincantes por encima del ramaje, les disparaba produciéndoles bajas. El enemigo no comprendía como podía ser visto, ni desde donde disparaba el certero tirador. Este episodio unido a otros varios, contribuyó a que la partida rebelde se retirase a toda prisa.



Campamento en Uad Lau

Rechazado el enemigo en todas las posiciones, se ordenó que se pernoctara sobre el terreno conquistado. La jornada costó al batallón diez muertos y veintidós heridos. Éstos fueron evacuados a Uad Lau y algunos por mar a Ceuta. Al estar los medios de transporte ocupados en la evacuación de heridos y municionamiento; no hubo oportunidad de abastecer  al personal de comida ni agua en todo el día.
El Capitán Lafuente llevaba un diario de cuanto acontecía. Con referencia al 4 de julio una crónica suya en el diario  “EL BIEN PÚBLICO” terminaba así: “¡Menorquines hermanos, una oración por nuestros muertos y otra para que se salven los heridos! No desmaye vuestro ánimo como no desfallece el nuestro ¡Viva Menorca! ¡Viva España!
Al día siguiente del bautismo de sangre, al alba estaban todos levantados; seguían sin tener nada para comer ni beber. Al final de la tarde dispusieron de algo de pan y menestra en ración reducida. Por la gran sed que padecían y tener la boca tan seca, les costaba mucho masticar y tragar el alimento. En cuanto a la lucha, el enemigo había quedado muy quebrantado el día anterior.
El día 6 la gente puede tomar café para desayunar; se recibe algo más de vituallas y se les puede preparar comida para el mediodía. Hacia las quince se inicia un bombardeo por nuestra artillería y aviación. Los Regulares vadean el río haciendo lo mismo varias oleadas de otras fuerzas desplegadas, entre ellas caballería y las compañías primera y segunda del Mahón 63. Avanzan con ímpetu. Toman Coba Darsa. Han roto el cerco de esta posición liberando a los sitiados. La dispersión del enemigo es total, las dos márgenes del río están dominadas por los españoles.
 El día 7 el enemigo ha desaparecido. Ya se come regularmente en cuanto a cantidad y calidad pero todavía tienen problemas para mascar  e ingerir los alimentos sólidos.

VISITA DEL GENERAL PRIMO DE RIVERA

El 13 de julio reciben la visita del Presidente del Directorio, General Primo de Rivera. Éste, revista las unidades  y encarece a los jefes que transmitan a las tropas su felicitación por el triunfo obtenido. Expresa frases de gratitud y de aliento en nombre del Rey y del Gobierno. Se dirige al Tercio y prueba el rancho; también cata la comida del batallón de Menorca y felicita al Teniente Coronel por lo bien que se alimentan sus soldados. El general Serrano manifiesta al Marqués de Estella que el conjunto de todas estas unidades es de choque como lo demostraron los días 4 y 6.
El viaje del General Primo de Rivera es también de ampliación de estudios sobre la situación. Tiene un plan para actuar en el fututo, pero por prudencia quiere hacer la última y definitiva comprobación sobre el terreno.



III

SEMIABANDONO

El general Primo de Rivera decidió lo que él denominaba “semiabandono” en Yebala y Gomara. Esto consistía en establecer una línea más racional y continua de defensa dejando a salvo la capital Tetuán y sus comunicaciones básicas con Larache, Tánger y Ceuta. Para llevarla a cabo, era necesario efectuar tres retiradas: en la línea y costa del Lau, en las montañas de Beni Arós y desde Xauen. Significaba abandonar más de cuatrocientos blocaos y posiciones, absurdamente dispersas, y concentrar las fuerzas en puntos táctica y estratégicamente más prácticos.



No todos los militares estuvieron de acuerdo con esta decisión, pero todos acataron la orden. La retirada se llevaría a cabo escalonadamente hasta la nueva línea. Con esto se pretendía:
-       Disminuir considerablemente el ejército de África.
-          Reducir los gastos  en la misma proporción.
-          Evitar choques sangrientos para defender los blocaos y posiciones mencionados.
-          Devolver brazos a la agricultura e hijos y maridos a los hogares.

Capitán L. Lafuente Vanrell


En este contexto, el batallón de Menorca, encuadrado en la columna mandada por el general Serrano, intervino en diversos encuentros con el enemigo.  Continuó formando parte de las operaciones del valle y desfiladeros del Lau que siguieron hasta el 15 de  septiembre. Recorrió varias veces el teatro de operaciones y las posiciones de Zoco el Sept, pico de Izurkan, Loma Roja, lomas de Tisgarin y su bosque, Kudias de Seiduna, cabila de Xeruda, Coba Darsa con su espolón y Mogote, Hoj, Peñas Quemadas, Loma Verde, Yébel Kobbo, Solano… En órdenes generales de la Columna del Lau de 7 y 9 de septiembre fue felicitado el batallón por el Presidente del Directorio Militar y Vocal del mismo general Rodríguez Pedré.

El batallón del Mahón 63 alternó constantemente en las operaciones con fuerzas del Tercio y Regulares y mereció ocupar puestos distinguidos. Entretanto, la Sección del tren regimental, había marchado a Ceuta siendo agregada a unidades de Intendencia y Tercio. Con ellas tomó parte en las operaciones que se efectuaban desde Tetuán hacia Xauen sufriendo algunas bajas de personal y ganado.
Después de largas jornadas, de exigentes operaciones, con esfuerzos de cuerpo y espíritu;  el 15 de septiembre es el primer día de descanso completo. Se dan cuenta que los indígenas de Uad Lau, tienen más “fantasía” que en Melilla, son más presumidos. Hay excepciones; pero, en general, van mejor cuidados en sus personas y en su vestimenta. Sienten pasión por los colorines y con frecuencia se les ve con zaragüelles y chalecos con gran variedad de colores y tonos. Las mujeres, tienen la costumbre de llevar la cara tapada, al contrario que en Melilla; pero sus vestidos, a rayas de colores variados, son más estilizados y no un envoltorio informe como en la otra zona.
Ha enturbiado este reposo la noticia de la muerte en el campo de batalla del teniente mahonés don Carlos Moysi Vidal. No pertenecía al Mahón 63, sino al batallón de Cazadores de Tarifa que operaba en el Zoco Jemís de Beni Arós.

        Soldado Antonio Seguí Ameller


Después de la retirada de las posiciones de los desfiladeros del Lau, las más próximas al valle eran Koba Darsa y Tisgarin. Quedaron como más avanzadas las del Bakali y Zoco el Sebt. Desde mediados de septiembre. El batallón continuó guarneciendo el campamento de Uad Lau y las posiciones más apartadas alternando con otras unidades. En uno de noviembre correspondió a los del Mahón 63 guarnecer las posiciones de primera línea y otras que rodeaban el campamento general de Uad Lau.
En las posiciones avanzadas, a principios de noviembre empezaron a sufrir la presión del enemigo por defección de los caídes de las cabilas vecinas; sobre todo, del Bakali. Los tiroteos eran diarios llegando las posiciones más lejanas a estar seriamente incomunicadas y en estado de sitio. Tuvieron varias bajas. Los rebeldes, habían formado un cinturón de trincheras que dificultaban  extraordinariamente el avance de las fuerzas de socorro. Para librar del asedio a estas posiciones y evacuar totalmente la región del Lau, como estaba acordado, dispuso la superioridad la organización de una columna que operó del 12 al 15 de noviembre con la colaboración de la Escuadra y la Aviación.
Durante el sitio, en la posición del Zoco el Sebt, empezaron a escasear los víveres, el espectro del hambre les amenazaba como una espada de Damocles sobre sus cabezas. La guarnición se componía del teniente don Alfonso Pérez Más, el alférez de ametralladoras don Gerónimo Roig Bizquerra, 50 fusileros, 10 ametralladores y dos máquinas.
El día 10 de noviembre vieron un rebaño de cabras, con su pastor, a un centenar de metros del Zoco. El soldado Bernardo García Sendra, pidió permiso  al teniente para salir a razziar, el solo, parte del rebaño. La empresa era temeraria y cualquier enemigo de los que acechaban la posición podía desbaratarla. Se le autorizó después de mucho insistir. Fue montado un servicio especial de protección. El voluntario salió reptando amparándose en todos los pliegues del terreno. Saltó hacia el pastor para aprisionarle, pero éste huyó aterrado abandonando a los animales. El soldado consiguió llevar hacia la posición unas cuantas cabras. Fue felicitado por mandos y compañeros. Gracias a él, la guarnición del Zoco pudo alimentarse bien y mantener el vigor físico que poco después tuvo que poner a prueba para incorporarse a nuestras líneas.
A Bernardo García Sendra se le regaló un jersey de lana enviado desde Menorca. La bella y generosa acción era obra de la señorita María del Pilar Tudurí, la cual,  quería premiar al soldado que, a juicio del Jefe del batallón, más lo mereciera. El bravo infante volvió a ser noticia, esta vez triste: el día 3 de enero de 1925 fue el único muerto del batallón en las operaciones de Meluza. Descanse en paz.
En cuanto a las fuerzas sitiadas de la posición de Bakali, tuvieron que abrirse paso al arma blanca resultando un muerto, 11 heridos (uno oficial) y nueve desaparecidos (uno Oficial).
Uad Lau
El día  15 de noviembre quedaron cumplidas las órdenes de evacuación total de Uad Lau y el batallón embarcó para Ceuta. Al día siguiente se trasladó a Tetuán, prestando diferentes servicios de campaña. En uno de ellos, en la operación de Menkal el 10 de diciembre, durante un nutrido tiroteo, halló la muerte el capitán Areyzaga, que mandaba la segunda compañía del Mahón 63.
El 16  de diciembre se licenció a los integrantes del reemplazo 1921. El batallón se reorganizó en dos compañías de fusiles, una sección de ametralladoras y tren regimental. Al día siguiente formó parte de la columna Saro para retirar las posiciones de Yarda, Zoco el Jemis de Anyera, Ali-Fajal, Zinat Norte y Zinat Sur. El 18 sostuvo vivo intercambio de disparos con el enemigo, resultando un herido grave.
El día 22, al quedar los batallones al mando de sus comandantes, el teniente coronel Colorado, entregó el mando al comandante Moysi. Día 26 recibió orden de marchar al campamento de R’Gaia, pernoctó en el Fondak y llegó a su destino el 27. El 29 formó parte de la columna que había de transportar un convoy a la Aduana del Bosch. El 30 y el 31 colaboró en la fortificación de Ain-Guenen y alrededores.

IV

PRIMER TERCIO DE 1925

Al empezar el año, el batallón se encontraba en los alrededores de Tetuán. Esta ciudad se extendía desde la sierra del Haus hasta  los picos del Gorgues, en cuyas faldas,  trepaba la población hacia la parda mole de la alcazaba. La mitad de la urbe correspondía a los vetustos barrios islamita y hebreo; la otra, era de construcción española. En la espaciosa plaza de España se barajaban los modernos edificios con construcciones mahometanas y mestizas. Algo parecido pasaba con lo abigarrado de sus viandantes: se encontraban musulmanes ricamente vestidos y otros desaliñados; hebreos ataviados a la europea contrastando con quienes conservaban sus túnicas y bonetillos; Además, santones, rabinos, religiosos católicos, militares, paisanos…
El uno de enero el batallón operó con la columna Carrasco sobre Meluza, teniendo dos heridos graves y uno leve; el 3, con la misma columna, retiró dicha posición y tuvo que lamentar un muerto y un herido grave.
Al día siguiente, la Sección de ametralladoras fue agregada a una compañía de la Legión, teniendo un herido menos grave y un contuso. Durante varias jornadas participó el batallón en las operaciones de protección de caminos y descubierta; castigo a Beni-Mesaud, Talakre y, sobre todo, Punta Altares. Por las anteriores operaciones fue felicitada la columna por el general en Jefe.
A principios de enero, el General Jefe del Ejército de operaciones en África, comunicó al general Saro que, en lo sucesivo, la población de Menkal se denominaría Areyzaga en memoria del capitán de nuestro batallón don Juan Areyzaga Areyzaga que dio su vida en cumplimiento del deber.

Día 29 de enero, al mando del general Saro, salió el batallón en dirección a Biban para colocar puestos guarnecidos a lo largo de la carretera de Larache. El resto quedó establecido en Biban.

El día 13 de febrero fue agredida la fuerza de descubierta del blocao nº 3, resultado muerto su cabo y herido grave un soldado. Intervinieron las guarniciones de los puestos inmediatos. Se distinguió el sargento Bernardo Menéndez que retiró el cadáver del cabo y obligó a huir al enemigo.

El 18, de madrugada, los puestos Estación de Biban y su Avanzadilla sorprendieron a un convoy enemigo y después de un nutrido tiroteo se le hicieron 9 muertos y 20 heridos. Se distinguieron el sargento Juan Escandell, y particularmente el cabo Bartolomé Pons Pons. Fueron felicitados por el general en Jefe.
Día 31 de marzo a la una de la madrugada, la posición principal de Biban y las de los blocaos 3, 4, Los Vados y Vado 8, descubrieron un convoy hostil; después de un fuerte tiroteo se sembró el pánico al numeroso enemigo que lo escoltaba, el cual, tuvo numerosas bajas. Dejó en nuestro poder gran cantidad de víveres y efectos. El Jefe de la Circunscripción y el general Saro felicitaron nuevamente a las posiciones del batallón por este servicio.
Cubriendo los mismos destacamentos, el 19 de abril fue relevado el batallón para repatriarse. El día 29 embarcó en el vapor “Reina Victoria”, surto en el puerto de Ceuta, con rumbo a Menorca.
El tributo pagado en bajas fue de 20 muertos en combate, unos en el acto y otros más tarde debido a las heridas; víctimas de enfermedades fallecieron 6 y hubo 9 desaparecidos. Los heridos, descontando los muertos, fueron 38.

¡REPATRIACIÓN!

En Menorca la noticia  fue recibida con extraordinario  júbilo, únicamente empañado por la ausencia de los caídos. El uno de mayo, desde muy temprano, había un gran ambiente en  las calles de Mahón. Hacia  esta ciudad se dirigían toda clase de vehículos atestados de gente procedentes de toda la isla.
En tribunas, balcones y ventanas se colocaron colgaduras que daban un atrayente aspecto festivo. Las fuerzas disponibles del Mahón 63 con bandera, escuadra, banda y música,  recibieron en el puerto a los repatriados. La banda municipal les esperó junto a la pescadería.  
Al divisar el barco, la enorme multitud reaccionó con una clamorosa ovación. Se agitaban pañuelos, se aplaudía y los gritos de gozo ensordecían el ambiente. El buque estaba empavesado luciendo sus mejores galas; al mismo tiempo, se oía desde los templos un repique general de campanas. El vapor “Reina Victoria” correspondía con repetidos toques de sirena.

DESEMBARQUE

En la cubierta del buque se apiñaba todo el batallón. Los vítores, y frases cariñosas se sucedían entre los que estaban a bordo y quienes les aguardaban en tierra. Solo un soldado, que padecía fiebres palúdicas, no pudo desembarcar por su propio pie y tuvo que hacerlo transportado en camilla.
El alcalde de Mahón y el general Gobernador dirigieron a los repatriados unas palabras de afectuosa bienvenida. Una vez en tierra, les concedieron una hora de expansión para estar con los suyos. Los familiares estrechaban contra su corazón al ser querido. Una lluvia de besos amorosos cayó sobre aquellos rostros morenos y curtidos por el sol africano. Son inenarrables y conmovedoras las escenas de ternura que se producían. Eran frecuentes rostros femeninos llorando de alegría. Aquellos momentos tan grandiosos, quedaron grabados de forma indeleble en la memoria de todos.


ENTRADA TRIUNFAL

Estando formados, el jefe del Regimiento saludó a los expedicionarios con una sentida alocución. Después de la misma, desfilaron las fuerzas  marchando al frente la escuadra de gastadores, Bandera, banda y música; a continuación las dos compañías de repatriados, entre ambas, formaban los que habían sido heridos en campaña. Seguían las tropas que fueron a recibirlos; cerraba la marcha la sección de ametralladoras. Junto a la pescadería estaba la Banda Municipal que, al avistar al batallón, emprendió la marcha, sirviendo de aviso para todo el público que se apretujaba para presenciar el paso de la formación.
 Las mujeres, tan bellas por sus rostros como por sus sentimientos, esperaban el momento para lanzar flores al pasar los expedicionarios. Se produjo una verdadera lluvia de pétalos, entusiastas aplausos, vítores y aclamaciones. Los ex combatientes desfilaron marcialmente viéndose reflejada una gratísima emoción en los semblantes de todos.


TE DEUM

En Santa María, después de los militares y autoridades, el público abarrotó el templo. El Ecónomo de la Parroquia dirigió una hermosa y emocionada salutación a los repatriados. Se cantó un solemne Te Deum en acción de gracias al Todopoderoso siendo acompañado por el órgano monumental. Una vez terminado, los asistentes, a los acordes de la Marcha Real, desalojaron la iglesia. De seguida las fuerzas desfilaron hacia la Explanada entre las aclamaciones y aplausos del enorme gentío. Cayó otra lluvia de flores.


BANQUETE Y PERMISO

Las mesas, colocadas en el Paseo de Isabel II, de trecho en trecho, lucían vistosos ramos de flores y un ramito adyacente a cada cubierto. Había una hermosa inscripción floral con la siguiente dedicatoria: “Los ayuntamientos de Menorca al Batallón Expedicionario”. El público situado en el paseo, así como en balcones, ventanas y azoteas aclamó a los repatriados al llegar a sus asientos. La banda de música interpretó alegre pasodoble.
                          Banquete en la Explanada de Mahón                            

       El alcalde de Mahón, pronunció un breve discurso en nombre de todos los ayuntamientos. Acto seguido, en representación de los expedicionarios, tomó la palabra el General Gobernador agradeciendo con elocuencia y sentidas frases el banquete homenaje agasajado por las alcaldías.
Durante la comida, distinguidas señoritas sirvieron vinos y diferentes platos. Las bandas dejaron oír alegres números y los soldados confraternizaron con el pueblo. Después del almuerzo, los repatriados menorquines, se marcharon con ocho días de permiso. Las mismas jornadas también fueron de asueto para el resto de la tropa, expedicionarios o no. Por la noche el Regimiento les obsequió con una suculenta cena.


V

PRÁCTICAS MILITARES
A primeros de septiembre de 1925 un batallón del Regimiento de Infantería Mahón número 63, bajo la dirección del coronel don Jaime Vidal y al mando inmediato del teniente coronel don Arturo Guerrero, realiza ejercicios y maniobras en el término de Mercadal. Estas fuerzas van al completo de personal, ganado, armamento, municiones y material.

NUEVAMENTE A MARRUECOS
Día 6 de septiembre el batallón recibe la orden de desplazarse a Mahón a fin de embarcar el día siguiente para África. Salen andando en marcha nocturna y llegan el día 7 de madrugada. Embarcan en el vapor “Jaime I”. Un número considerable del personal va hacia el Protectorado por segunda vez. En el momento de zarpar, se exteriorizan sentimientos, palabras y gestos de verdadero cariño, se agitan pañuelos… Alguien disimula alguna lágrima que pugna por saltar. La mente está  concentrada en lo que se deja e interroga al futuro.
Navegando todavía dentro del puerto, un inesperado episodio cómico les llama la atención: como consecuencia de la gran ola que produce el avance del navío, unas barcas varadas en la orilla avanzan tierra adentro empujadas por la fuerza del agua; al huir del líquido invasor, un hombre cae y unas muchachas demuestran su agilidad para escapar. Lo precipitado del suceso, la presteza en levantarse del caído, el remojón y la cara de circunstancias eran de lo más gracioso. No se burlaban, pero era difícil contener la risa. Por otra parte, las energías de la juventud pronto salen a flote: se oye entonar alguna canción acompañada de una guitarra; son coplas evocadoras y de añoranza.

VIDA EN EL PROTECTORADO
Mientras nuestro batallón, a bordo del “Jaime I”, se dirige hacia su destino; día 8 de septiembre los españoles desembarcan en el punto focal de la insurrección rifeña, es decir, Alhucemas. En estas operaciones estaba tomando parte el capitán de fragada menorquín y mahonés   Pedro María Cardona. Estaba al mando del portahidroaviones Dédado desde el cual partian los hidroaviones para batir posiciones enemigas para impedir y obstaculizar maniobras defensivas.


Globo dirigible del portahidroaviones Dédalo en la toma de Alhucemas

Participan fuerzas de Tierra, Mar y Aire, también un contingente, más reducido, de franceses. Todos están dirigidos por el general Primo de Rivera.
Los del 63 pisan tierra firme en Larache el día 9; se instalan en el campamento de Ras Resmel junto al río Lucus. Son fuerzas en reserva. Al estar situados en un llano cenagoso, la mayor batalla que libran es contra los mosquitos. Para salir de paseo es necesario atravesar la corriente de agua y así trasladarse a Larache. En esta población, pueden observar ruinas de la antigua colonia fenicia de Lixus; sus viejas murallas y alcazaba con su esbelta torreta árabe.


Larache

El 23 de septiembre dejan Ras Resmel para trasladarse al campamento del Mensach cercano a Alcazarquivir. En el nuevo emplazamiento disponen de espaciosos barracones bajo la sombra de frondosos eucaliptos. En ellos gorjean abundantes pajarillos y no les molestan los malditos insectos chupasangres. Se reencuentran con personal de otras unidades un año después de haber coincidido jugándose la vida frente al enemigo. Recuerdan Cobba Darsa, Bakali, Tisgarin, Solano… El contraste es gigantesco: al contrario que la primera vez, la sensación de paz es absoluta.
HATERA EL TUILA

Una de las actividades efectuadas por el batallón fue una marcha de reconocimiento de 35 kilómetros. En ésta, participó asimismo una batería de artillería y una sección de caballería. Anduvieron por la ruta de Taatof, posición avanzada de nuestra línea.
A poco de haber empezado, da la sensación de que el astro rey quiere abrasar la reseca y calcinada tierra. Ardientes de sed  y ya con sus cantimploras vacías, el teniente coronel ordena hacer alto para dar a la tropa un pequeño descanso. Los soldados hacen una breve exploración en busca de la ansiada agua, para ellos rico néctar. La encuentran, pero el mando la percibe en malas condiciones (posiblemente envenenada). Advierte que no la beban. Se reanuda la marcha, no paran hasta la posición de Atera el Tuila, en donde almuerzan.
De improviso, suenan unos disparos aislados; son “pacos” enemigos que aprovechan los momentos de descanso para desarrollar su plan pueril. Unas descargas certeras de la artillería de la posición les ponen en fuga despavorida.
TRADICIONES
Los domingos, después de la misa, se concede a los soldados unas horas de paseo; aprovechan para conocer Alcazarquivir y las costumbres de sus habitantes. Les sorprende la forma de saludarse: lo realizan dándose un apretón después se llevan mutuamente la mano a los labios y la besan con recogimiento en señal de alianza.


Alcazarquivir
En la misma población al celebrar los islamitas su tradicional despido de la Pascua Malud las legiones de los aisanas y los hamachas van a depositar la ofrenda de sangre en la Mezquita de Muley-Ali-Bugaied. La música de chirimía y tambor es importante mientras bailan una danza singular que les enardece. De pronto, aparece un hombre con un cordero a la espalda y la muchedumbre  se lanza sobre él ululando… A poco, la res ha sido descuartizada y el gentío devora la carne y las piltrafas. La multitud sudorosa y cubierta de barro y sangre despide un agudo olor. A continuación, los hamachas avanzan con su danza peculiar; empieza un combate, dos luchadores se golpean la cabeza con un hacha.  El público se tiñe las manos con la sangre de los beligerantes… Cae uno desvanecido. La avalancha de danzarines sangrientos pasa sobre él…
OPERACIONES EN ALHUCEMAS
Aunque los del Mahón 63 no llegaron a participar directamente; es necesario dar unas pinceladas referente a la toma de Alhucemas. El 26 de septiembre las fuerzas desembarcadas han ocupado las alturas que dominan la bahía. Después de un período de temporal que no ha permitido el apoyo aéreo y logístico preciso, comienza la etapa de consolidación. El Gobierno considera terminados, por ahora, los combates a fondo en esta comarca. En lo sucesivo, cuanto se haga, será para consolidar  la fortificación de  nuestras nuevas posiciones y dominar las escasas fracciones de rebeldes.

 El 13 de octubre el general Primo de Rivera, no ve imprescindible su presencia en el teatro de operaciones y entrega el cargo de Alto Comisario al general Sanjurjo. 


NUEVA REPATRIACIÓN

Se reducen las fuerzas españolas en el Protectorado. El  4 de enero de 1926, a excepción de una compañía, nuestro batallón embarca para Menorca. Al llegar a la Roqueta, el Regimiento obsequia, a las tropas y familiares próximos, con una suculenta comida. Es una gozada ver y sentir, por lo inhabitual, el efecto que hace el heterogéneo espectáculo de los uniformes caqui de los infantes con las distintas indumentarias de sus progenitores. El comedor  está adornado con los colores nacionales y con profusión floral.
El general Gobernador dirigió una cariñosa salutación de bienvenida a los recién llegados. También el alcalde de Mahón pronunció palabras de afecto en nombre propio y de los alcaldes, todos presentes, del resto de los ayuntamientos menorquines.
El acto siguiente se celebró en la plaza de la Explanada para despedir a los repatriados del reemplazo de 1922. Situada la Bandera ante los que terminaban el servicio militar activo, el General Gobernador les dirigió un afable saludo y sentida exhortación para el cumplimiento de los deberes de buenos ciudadanos en la vida civil. Terminó con triple viva a España, al Rey y al Regimiento. Respondieron cumplidamente los que se licenciaban. Éstos desfilaron ante la Enseña Nacional recibiendo a continuación la licencia. La brillante banda de música del Regimiento amenizó la fiesta que fue presenciada por numerosísimo público.
 
VI

 

HACIA EL FINAL DE LA CONFLAGRACIÓN
En mayo de 1926 se reanuda la campaña hispano francesa. El día 25 de este mes, el jefe de los rebeldes, Abd el Krim, se entrega a los galos y cinco días después firma la rendición. España continúa la campaña: toma Ajdir, Xauen y las cabilas de Ajmás, Ketama y Senhaya. El último foco insurgente está en un rincón montañoso de Yebala y, al avanzar nuestros soldados, cae como un castillo de naipes.
HA LLEGADO LA PAZ

El 10 de julio de 1927 el Alto Comisario de España en Marruecos, general Sanjurjo, anuncia el final de la campaña. Hace resaltar que se ha ocupado toda la zona asignada y se han cogido más de 42000 fusiles, 130 cañones 236 ametralladoras y gran cantidad de municiones. Se ha cumplido lo que se acordó en la Conferencia Internacional de Algeciras. Ya en paz todo el Protectorado, la última compañía expedicionaria del Mahón 63 es repatriada el día 15 de septiembre.

INTENCIÓN Y PROYECTO DE UN MONUMENTO
Conseguida la victoria, rápidamente se oyeron voces y se activaron plumas expresando el sentimiento y la necesidad de erigir un monumento a los que, procedentes de Menorca (menorquines o no) murieron en el Protectorado entre 1909 y 1927. El pistoletazo de salida fue dado por don José Cavaller Piris (Hondero) al publicar en “El Iris”, seis días después del final de la campaña, su sentir y razonar sobre el tema. Pronto tuvo continuadores: el columnista Franz, el coronel don Jaime Vidal Villalonga, el comandante don Lorenzo Lafuente Vanrell, el soldado Esteva Sancho… Las distintas entidades  y los menorquines en general supieron estar a la altura de las circunstancias, con su entusiasmo y sus donativos. La primera piedra se colocó el 5 de diciembre del mismo año.

Fue inaugurado el 8 de julio de 1928. Estuvieron presentes las autoridades militares, civiles y eclesiásticas;  el iniciador del proyecto señor Cavaller; el escultor don Francisco Maurín Enrich; familiares de los fallecidos además de numeroso público. Junto al Monumento formó una compañía de Infantería  con Bandera, banda y música así como las fuerzas que representaban al resto de la guarnición. Estaban presentes los niños de las escuelas con sus profesores.

 

Inauguración del monumento el día 8 de julio de 1928
Se celebró una solemne misa, durante la  cual, la banda de música del Mahón 63 interpretó escogidas composiciones. Terminada la ofrenda,  el Obispo de Menorca, bendijo el Monumento. El Capitán General de Baleares, en representación del Rey, a los acordes de la Marcha Real, descubrió las lápidas en las que figuran los nombres de nuestros muertos. Se soltaron palomas mensajeras y los asistentes ofrecieron una entusiasta ovación que fue de una sublime emotividad y belleza.
El coronel Vidal, recordó los hechos y personas que cayeron cumpliendo con su deber. Supo conmover las fibras sensibles del público para que sintieran la emoción del momento. Siguió el discurso de diferentes autoridades. Los coros de los orfeones de Mahón, Ciudadela y Villacarlos  cantaron Gloria a España bajo la batuta del Músico Mayor del Mahón 63. Para finalizar el acto desfilaron las tropas. El Presidente y demás miembros de la Comisión y en especial el escultor fueron afectuosamente felicitados.
 

HOMENAJE A LOS VETERANÍSIMOS
A mediados de los años ochenta del siglo XX, don Eusebio Lafuente, hijo del que fue capitán de la compañía de ametralladoras del batallón, anhelaba que Menorca homenajeara a los todavía supervivientes de la guerra del Protectorado. Con su entusiasmo movió voluntades y despertó sentimientos. Tanto es así que, en agosto de 1986, se celebró en la cumbre de Monte Toro la primera reunión de los longevos excombatientes. En este tema también tuvo un papel importante el Gobierno Militar de Menorca y la familia Villalonga Sintes.

 Al primer encuentro asistieron los 8 supervivientes que se pudieron localizar. Hacía casi sesenta y dos años y medio de aquel, ya muy lejano, 4 de marzo de 1924 cuando zarparon para Melilla. Hubo abrazos, emoción y frases festivas. Parecía que, los octogenarios que nos ocupan, habían vuelto a sus años mozos.


Homenaje a los supervivientes el año 1986
Estos encuentros fueron repetidos cada mes de agosto durante unos cuantos años. En todos ellos, entre otras cosas, se celebraba una misa, se colocaba una corona de laurel al pie del monumento y se ofrecía un refrigerio a los supervivientes que, en los años veinte, del siglo veinte y con poco más de veinte primaveras, dejaron muy alto el pabellón de Menorca y de España.
El año 1988 se creó un Patronato del que formaban parte el Consell  Insular, el Obispado, Ayuntamientos y el General Gobernador.  Estas instituciones aportaron los medios precisos para llevar a cabo la restauración del Monumento. Empezó en septiembre del año siguiente. Fue realizada por el especialista don Bartolomé Camps, bajo la dirección del arquitecto del Consell don Santiago de Udaeta y del teniente coronel de la Comandancia de Obras don Mario Delgado.
En 1991, una vez depositada la corona y, en medio de un emotivo silencio, el soldado José Batallar tocó “Oración” con una corneta. Una vez terminado, el profundo mutismo se transformó en entusiastas aplausos. En el transcurso del subsiguiente refrigerio, entonó los acordes de” Banderita” siendo coreado y aplaudido por los presentes. Finalizó el acto con el canto del himno de Infantería.
Al año siguiente los supervivientes pasaron a besar la Bandera a la que rindió honores una sección de Infantería con escuadra y banda. Se tocó nuevamente oración por José Batallar y también interpretó diversas marchas militares que eran frecuentes durante la campaña de África. Merece mención especial que Batallar, ya licenciado y con domicilio en Valencia, solicitó autorización para participar de nuevo desplazándose ex profeso a Menorca desde la ciudad del Turia.
Era enternecedor presenciar a estos amables ancianos que puntualmente hacían acto de presencia junto al cenotafio en honor a quienes dieron el máximo que se puede dar: sus propias vidas. Éstas, fueron inmoladas lejos de sus seres queridos, sin unos labios amantes que les besaran la frente y sin una mano cariñosa que les cerrara los ojos.
Actualmente, estamos ya muy cerca de cumplirse 90 años desde que el batallón embarcó por primera vez hacia un país diferente, un clima desigual y unos habitantes con una civilización distinta. Ahora, cuando hace un tiempo considerable que ninguno de los expedicionarios forma parte del mundo de los vivos; estoy convencido, estimados lectores, que esto nos invita a tenerlos presentes en nuestros recuerdos, nuestro afecto y nuestras oraciones.
A vosotros, expedicionarios del Mahón 63 que, por difíciles que fueran las circunstancias, siempre supisteis  dar la talla; os pido que, desde lo alto, nos echéis una mano, a los que estamos aquí abajo, para que seamos capaces de pasar por esa vida cumpliendo honradamente nuestra obligación y haciendo el bien. Que nos fijemos menos en los defectos, verdaderos o imaginarios, de los demás y sepamos mirar hacia nuestro interior. Con este examen de conciencia, corrijamos y reparemos nuestras propias lacras. Pongamos, todos y cada uno, nuestro grano de arena para hacer un mundo mejor.
Marcos Seguí Pons














2 comentarios:

  1. Gracias Marcos, mi abuelo fue uno de esos soldados que fue a Marruecos y las dos veces. Era Gabriel Villalonga Florit.

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  2. Mi pequeña aportación a la historia (último artículo de la revista) http://publicaciones.defensa.gob.es/docs/default-source/revistaspdf/rhm_109.pdf?sfvrsn=2&download=true

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